
A Rosalila no lo destruyeron los antiguos mayas, como a otros edificios que han encontrado los arqueólogos. Fue enterrado con mucho esmero y con mucha ceremonia. Sus cuartos, molduras y nichos se rellenaron con mucho cuidado con lodo y piedras, mientras que sus paneles trabajados en estuco los cubrieron con una capa gruesa de mortero blanco. Este mortero protege aun las numerosas capas de pintura original de Rosalila.
La Asociación Copán proveyó los fondos para una parte de la investigación, la conservación y para la presentación de Rosalila al público. La Asociación también ayudó en la creación del túnel para los visitantes a Rosalila y del Museo de Escultura de Copán. Sin el trabajo incansable y sin los fondos con que contribuyó la Asociación, el templo impresionante de Rosalila no sería el icono de la identidad nacional y el orgullo que es hoy. Fuente www.asociacioncopan.org